Guillem Garcia Brustenga me entrevistó* para uno de los siete capítulos de su libro, titulado “La Reina Roja“, en referencia a aquella reina de la obra de Lewis Carroll que explicaba a Alicia que en su país, corriendo a toda velocidad, solo conseguiría seguir en el mismo sitio, y si quería llegar a otro lugar, tendría que correr el doble de rápido.
El libro, como indica su subtítulo,”Siete entrevistas a expertos sobre la función de la educación en la sociedad líquida”, intenta explorar la necesidad de adaptar los procesos educativos al entorno que actualmente vivimos, dotado de un dinamismo sin precedentes y en el que las formas que teníamos de educar y prepararnos para generar valor en nuestro entorno ya no funcionan o son desesperantemente ineficientes.
* Enrique Dans
Vivimos en un entorno acelerado por la tecnología. ¿Cómo ves el entorno de crecimiento exponencial global actual y futuro desde el punto de vista social, económico y tecnológico?
ED: A mi entender, el factor fundamental de este entorno es la velocidad en que se van a suceder los cambios a partir de ahora. Hemos generado un tejido conectivo que envuelve todas las facetas de nuestra vida e interconecta objetos que nunca pensábamos que podían estar conectados. La primera revolución fue la de internet, la segunda, llevarla al entorno móvil, y la tercera, va a ser el internet de las cosas. Esto signifca poner toda la red en un brazalete que llevaremos puesto, en un despertador, en la cerradura de la puerta o en cualquier otro objeto que se nos ocurra. Todo el mundo, todos los objetos y todas las personas pueden estar interconectados, y este hecho genera una disminución brutal de los costes de transacción y comunicación. Si estos costes descienden mucho, lo que ocurre es que aparecen nuevos modelos que antes no eran posibles o viables debido a las barreras económicas de entrada. La consecuencia es que las reglas de juego tendrán que reescribirse a toda velocidad.
¿Los llamados modelos disruptivos?
ED: Sí, efectivamente. Actualmente vemos que los modelos más disruptivos son precisamente los que se aprovechan de esto: Uber es la mayor empresa de transportes del mundo —también de mercancías, ya han comprado una startup de camiones autónomos— sin poseer los vehículos. El gigante de comercio electrónico Alibaba no tiene almacenes ni stock. Airbnb es líder en venta de noches de hotel sin tener propiedades inmobiliarias. También Facebook, que es el mayor medio de comunicación del mundo, pero que en realidad no produce ninguna noticia... Todo esto, aparte de ser sorprendente, ha pasado a gran velocidad y ha dejado pasmados a todos los actores que ya estaban previamente en estas industrias. Es lo que ahora todos llamamos disrupción, la palabra más usada y abusada del momento, pero realmente refeja lo que les ocurre. Estaban cómodos en su negocio y de repente se ven impotentes siendo adelantados por la derecha por unos recién llegados que, a su parecer, hacen cosas ilegales e inmorales (y que seguro que también engordan). Los cambios son tan rápidos por el mismo motivo: que todo está hiperconectado. Pensemos en los trámites y el tiempo que hacía falta hace unos pocos años para alquilar una habitación libre en casa, sin tener una plataforma como Airbnb que lo facilitara...
Lo cierto es que la legislación nunca es tan rápida...
ED: Esta velocidad implica que estos nuevos modelos de negocio están yendo más rápidos que la legislación, porque no puede ser de otra manera, no se puede esperar que la ley cambie proactivamente, esto no ocurre nunca. Asimismo, tenemos un problema añadido en Europa, donde hay un derecho continental que es proteccionista y estricto, e intenta hacer leyes para prevenir todos los posibles casos a priori, mientras que el derecho anglosajón —Gran Bretaña y Estados Unidos— se basa en la jurisprudencia para decidir a posteriori, y crea un entorno más ágil para que surjan este tipo de innovaciones. Por ese motivo, es en países anglosajones donde mayormente están surgiendo estas disrupciones y no en la vieja Europa.
La inteligencia artifcial también provocará disrupciones, ¿verdad?
ED:Si el entorno está interconectado, todo lo que hacemos genera datos que quedan guardados en fcheros susceptibles de ser analizados. Datos que provienen de la actividad humana y datos de los propios aparatos (el internet de las cosas). Está empezando una gran revolución porque hay la posibilidad de que quien esté detrás del análisis de los datos no sea una persona, como antes, sino un algoritmo con modelos de aprendizaje que sabrá extraer patrones y conclusiones que los humanos no serían capaces de encontrar. Creo que el machine learning —o la inteligencia artifcial— es el mayor elemento de disrupción que tenemos en estos momentos. Las próximas startups exitosas que apacerán en escena serán aquellas que harán lo que se ha hecho siempre, pero agregando modelos de aprendizaje e IA en sus procesos. Será la siguiente brecha digital. Antes la brecha estaba entre conectados y no conectados. Esto lo tenemos más o menos superado y ahora la brecha estará entre los que usan la IA y los que no.
¿La IA aplicada a los robots?
ED: Un robot o un ordenador era una máquina que un humano programaba para una tarea y, desde ese momento, la máquina la ejecutaba y repetía eternamente, rápidamente, sin equivocarse y sin quejarse. Pero hacía solo lo que le habíamos pedido y lo que estaba preprogramado. A partir del machine learning, un robot no hace solamente eso: es capaz de adaptarse al entorno y a las necesidades del momento, por ejemplo, conducir un coche en medio del caos urbano —se están probando vehículos autónomos en las calles caóticas de ciudades de la India— de forma excelente. Esto ya no es un robot tradicional. Analiza los datos de multitud de fuentes y toma decisiones por sí mismo.
¿Qué otro sector puede beneficiarse del análisis de datos?
ED: Se empieza a hablar de lo que algunos denominan Enernet,1 que sería la aplicación del modelo en red de internet a la generación de energía eléctrica distribuida. A esta revolución aún le queda un poco de tiempo de maduración, pero está empezando. No podemos ignorar que el Sol es la fuente de energía más inagotable que existe. La generación de energía solar puede ser tanto en grandes instalaciones en el desierto como en los tejados de las casas —por cierto, en España la ley lo complica, inexplicablemente. Entre los ciudadanos interconectados se puede balancear esta energía, según si se produce o gasta más o menos, mediante transacciones blockchain. El modelo es parecido al que vivimos
con internet: primero, se conectaron universidades, luego, universidades
con profesores, alumnos, etc.
¿Qué permite blockchain más allá del conocido bitcoin?
ED: Blockchain, basado en tecnologías más conocidas como el P2P, es
como un registro global y descentralizado donde todas las transacciones
quedan anotadas, garantizando la seguridad, la autenticidad, la trazabilidad
y la transparencia de cada una de ellas. Se puede aplicar a todo
tipo de actividades que impliquen intercambio de información. Pienso
en el tema de la energía, pero también en muchos otros sectores. En
cuanto a potencia de cálculo, podría permitir a la humanidad tener el
mayor superordenador del mundo. Una plataforma distribuida en la
que cualquier usuario pusiera a disposición de los demás la capacidad
no utilizada de su ordenador.
A nivel personal o individual, ¿cómo nos afecta a los individuos,
en nuestro comportamiento y en el de las nuevas generaciones,
este crecimiento exponencial en el que vivimos?
Las nuevas generaciones se comportan de maneras que refejan la
sociedad de la abundancia en la que están viviendo y que es muy distinta
a la juventud que vivimos nosotros. En un tema como las relaciones
a distancia, yo llamaba desde La Coruña a mi futura mujer en Madrid,
diariamente, bajando a poner veinte duros en la cabina telefónica... para
hablar solo tres minutos al día. Hace poco, mi hija también tuvo que
mantener una relación a distancia, pero estaban todo el día en contacto,
enviando mensajes, fotos... o hasta hablando. Tienen una dependencia
a la conexión permanente, viven en la abundancia tecnológica absoluta,
¿cómo no les va a afectar? Por otro lado, son la primera generación que
vive en ese entorno y responden a errores que hemos cometido con
ellos. Hemos pensado que eran nativos digitales y que llevaban la digitalización
en el ADN y eso es totalmente falso: la mayoría son muy torpes.
¿No existen los nativos digitales?
ED: No existen en absoluto. No se codifca nada en nuestro genoma por
el hecho de nacer en un entorno o época diferente. Aquí no ha habido
ningún proceso de selección natural en que los más aptos hayan hecho
evolucionar la especie. Simplemente ha habido gente que ha aprendido a
utilizar algo que ya estaba ahí cuando nacieron. Sin embargo, no lo han
hecho como nativos digitales, sino más bien como huérfanos digitales. Digo
huérfanos porque sus padres —o sus profesores, o las instituciones educativas—
no les han ayudado: como no entienden esta realidad, la han
ignorado y han dicho: «huy, qué listos son, vamos a dejarlos solos...». Y
cuando no los acompañamos hacen estupideces y acaban usando muy
pocas tecnologías y para muy poca cosa. No hay que dejarlos solos.
¿Dónde está la brecha digital, entonces?
ED:La brecha digital no es generacional, es de propuesta de valor. Hay
un estudio reciente que dice que los más activos en internet no son los
millennials, sino la generación alrededor de los cuarenta años, babyboomers,
generación X, etc. Son los que le sacan más partido, es decir, el verdadero
driver es la propuesta de valor. Los que le encuentran un sentido en la
tecnología y les sirve para algo en su vida profesional, personal o en sus
estudios, la adoptan e impulsan. Este es mi caso. Yo hago lo que hago
(divulgación tecnológica) y escribo lo que escribo porque a los 18 años
me cayó un ordenador en las manos y vi que los trabajos hechos con ordenador
eran más bonitos y, además, permitían hacerlos mejor a igualdad
de esfuerzo. A mí la tecnología me atrapó por la propuesta de valor.
¿No eres tecnólogo de formación?
ED:Siendo divulgador de tecnología
podría parecerlo.
No, yo soy biólogo. Precisamente me acerqué a los ordenadores
porque me permitían hacer mucho mejor las prácticas de genética
por su capacidad de cálculo superior. La base de la biología, o la genética evolutiva, me sirve para interpretar algunas dinámicas
de cambio y de adopción empresarial, al comportarse estas como
ecosistemas.
En cuanto a las redes sociales, otro ecosistema, ¿se están derivando
cambios sociales a partir de ellas?
ED: Sí, y tienen consecuencias muy inesperadas y no siempre positivas.
Me interesa especialmente el caso de la política y concretamente
las elecciones en Estados Unidos. Las primeras elecciones
de Obama fueron las primeras elecciones importantes de la era de
las redes sociales. Obama las utilizó positivamente y de manera inteligente
para hacer mítines y para localizar bolsas de votantes para
programar dónde hacer los actos de campaña. En aquellos momentos
Facebook tenía más de setecientos millones de usuarios.
Ahora acabamos de tener las terceras elecciones norteamericanas
de la era de las redes y Facebook ya tiene casi dos mil millones de
usuarios. Sin embargo, esta vez ha ganado las elecciones alguien
que ha usado las redes inteligentemente, pero las usa para propagar
noticias falsas, incendiarias o sensacionalistas y conseguir así
empatizar con extremistas y captar votos de la ignorancia. Es una
perversión del sistema.
¿Hay que poner en duda, pues, lo que leemos en internet?
ED: Siempre. En el caso anterior nos encontramos con gente que no
tiene sufciente información, está mal informada o no es capaz de
separar noticias falsas de verdaderas. En este caso, la propia democracia
—un hombre, un voto— está en peligro. Cuando leemos algo en
internet hace falta saber si es verdadero o no, pero también si la información
está promocionada y alguien gana dinero con su invención
y circulación. Detrás de un «¡pásalo!», un «me gusta», o de un «¡compártelo!»
puede haber intereses vinculados a campañas de marketing
basadas en los modelos de publicidad de Facebook o Google (pago por clic).2
Estas compañías ya se han dado cuenta del problema de las
fake news3
—o ya no pueden negarlo más— del cual son corresponsables.
No se atrevieron a pararlo durante las elecciones por temor a
críticas de partidismo, aunque ahora ya están empezando a autorregularse,
precisamente con ayuda de la inteligencia artifcial. De todas
formas, no podemos dejarlo únicamente en sus manos, necesitamos
desarrollar nuestro sentido crítico y el de las nuevas generaciones.
¿Cómo están adaptándose a este entorno exponencial cambiante
las empresas? ¿Qué características tienen las empresas más exitosas
y que saben aprovechar estas nuevas reglas de juego?
ED: Se dan cuenta de que se puede extraer valor del nuevo escenario y
de que hace falta explorarlo. Voy a poner un ejemplo hipotético. Tengo
la suerte de poder ver muchas ideas de startups desde mi posición de
profesor en el IE. Si un día me encontrara con unos emprendedores
que hubieran desarrollado una inteligencia artifcial capaz de dar clase
mejor que el mejor profesor, ¿qué tengo que hacer con esta gente? Una
opción proteccionista sería desmotivarlos para acabar con la amenaza
a mi puesto laboral. La otra opción sería apoyar la idea, animarlos, e incluso
participar activamente en la startup fnanciándola. Estoy convencido
de que la segunda sería la buena. Es lo que hacen las empresas que
entienden las reglas del juego. Si tiene que haber —que la habrá— una
disrupción en su sector, quieren ser o bien los que la propician o estar
del lado de los que la provocan. Es una opción mucho más inteligente
que hacer las non-market strategies que hacen, por ejemplo, los taxistas
cuando intentan parar a Uber con denuncias.
¿Non-market strategies?
ED:El término se usa en contraposición de lo que serían estrategias de mercado.
Signifca recurrir a tácticas de todo tipo, incluso mafosas, para no tener
que competir contra la disrupción con las reglas del mercado. Es cierto que
la inercia y resistencia al cambio es una característica intrínseca del ser humano
y que la manera de enfrentarse a las novedades normalmente es conservadora.
Sin embargo, también es una característica histórica que ninguna
revolución tecnológica se ha parado por intereses de unos cuantos. Sabiendo
que, una vez que aparece una tecnología, quien la incorpore va a tener una
ventaja, el sistema capitalista nos ha llevado siempre a una competencia para
ver quién la adopta primero. Con las tecnologías disruptivas aún es más acentuado
y nos encontramos con la dualidad unicornio-dinosaurio. Los primeros
que la adoptan se pueden convertir en los llamados unicornios —compañías
emergentes que superan los mil millones de dólares de valoración4
—, mientras
que los que se quedan mirando cómo estos se enriquecen, negando la
realidad, son los dinosaurios que se preparan para la extinción.
Estas empresas, ¿cómo tratan a los empleados?
ED:En este tipo de empresas, en muchos casos, el concepto de trabajo
también está en evolución. El modelo que consiste en trabajadores que
van a un sitio fjo y entregan horas de su tiempo para conseguir un dinero
para vivir se está sustituyendo por una actividad mucho más vocacional,
donde trabajan desde donde quieren, apoyados por la tecnología y con
mucha más autonomía. Estamos yendo a empresas que no compran horas
de personas ligadas a un puesto o una silla, sino horas de materia gris,
esté esta donde esté. Y en el caso de tareas más manuales, seguramente
esas horas ni siquiera las comprarán pues van a hacerlas las máquinas:
para los trabajos de las «3 D» —sucios, peligrosos y exigentes (dirty, dangerous
and demanding work)— la sustitución por robots va a ser aún más rápida.
¿Ves otros cambios en las dinámicas empresariales?
ED:Sí, hay otros. Por ejemplo, la externalización extrema, que es fruto de la
disminución de los costes de transacción. Antes había trabajos que no se
externalizaban porque no era operativo, sin embargo, ahora ya lo es. Otra dinámica
interesante: las adquisiciones empresariales. El motivo de por qué hay
tantas compras de startups por parte de estas empresas que están creciendo
exponencialmente —Facebook es un caso paradigmático— es para poder
desarrollar más rápido ciertas actividades. Las adquisiciones empresariales
no se hacen desde un punto de vista solamente fnanciero —la práctica habitual—,
se hacen ahora con un interés real de retener el talento humano de
la empresa adquirida y dándole más medios para hacer lo que ya sabía hacer.
¿Puedes poner un ejemplo de este comportamiento?
ED: Cuando Facebook compra WhatsApp, sus cuarenta y siete desarrolladores
se integran gustosos en una compañía con muchos más desarrolladores
y de un nivel muy bueno, donde el propio fundador continúa haciendo
desarrollos. Han potenciado el proyecto WhatsApp y a sus desarrolladores,
que están en un entorno con muchas más posibilidades. Mark Zuckerberg
está sentado en la cima de una pirámide y ve lo que hace mil ochocientos
millones de personas. Si ve que cierto grupo demográfco hace movimientos
para irse a otra red social, es la señal perfecta para comprarla. No siempre
ha podido —con Snapchat no pudo—, pero la estrategia es clara.
Todo este crecimiento exponencial tiene necesariamente que tener
un impacto en la educación. ¿Cuál es la función de la educación
en esta sociedad que estamos vislumbrando?
ED: La función de la educación siempre ha sido la misma: preparar a los
jóvenes para adaptarse al entorno que les toca vivir. Lo que pasa ahora
es que como el entorno cambia tan rápido, no es solo a los jóvenes que
tiene que formar. Ahora la formación tiene que ser a lo largo de la vida
para poder estar actualizado.
¿Hay que eliminar algo?
ED: La educación la hemos entendido como fruto de un entorno determinado,
que era que el acceso a la información era complejo. Sin una biblioteca
cerca no podías estudiar: los mejores colegios o universidades eran
los que tenían la mayor biblioteca. La información estaba sujeta a una
economía de la escasez y, por lo tanto, la función de la educación era que
las personas almacenasen el máximo posible de datos en su cerebro para
que, cuando los necesitaran, los tuvieran disponibles. El sistema pensado
de esta manera implica que los alumnos estudien para memorizar hechos
o informaciones y sean examinados cuando no lo tienen delante haciéndoles
repetir lo que han memorizado. Este es el sistema actual de exámenes,
o lo que es peor, el sistema actual de oposiciones. Actualmente
tenemos en nuestra sociedad personas que ocupan puestos importantes
(notarios, jueces, registradores, etc.) porque han sido capaces de recitar
temas delante de un tribunal. Esto, hoy en día, es casi una habilidad circense
y no una que demuestre inteligencia o competencia para un cargo.
Se creía que alguien era muy inteligente cuando se sabía muchas cosas,
porque las había memorizado. Hoy en día esto es absurdo: no hace falta
memorizar la información, hace falta saber utilizarla.
¿Esto nos lleva a la necesidad de cambiar el modelo educativo?
ED: A un cambio brutal, sí. No tenemos que enseñar a los alumnos a
memorizar, sino a entender las cosas. Hay muchos avances en este sentido:
todo el entorno de la ideología Edupunk5
o «Hágalo usted mismo»
sería algo interesante. También el enfoque fipped classroom pretende estas
cosas. El valor real está en el tiempo de interacción en clase, y destinarlo
a que un profesor lea unos apuntes y que los alumnos tomen notas es
aberrante. En esta situación los millennials tienen que hacer un downgrade,
bajar varias versiones el sistema operativo de su cerebro, para entender por qué tienen que ir a clase. No le ven sentido. Es un absurdo metodológico
que lleva a extremos tales que, como los profesores no se sienten
cómodos con la nueva situación y con las nuevas herramientas, pues las
prohíben. Tenemos a la Xunta de Galicia pasando un decreto para que
sea ilegal que los niños lleven el móvil a clase. Gastamos mucho dinero
en poner ordenadores en las aulas y cuando son los alumnos que llevan
el ordenador en el bolsillo, se prohíbe. Paradójico, ¿no? No quiero decir
que los libros no sean importantes, pero son una herramienta más, la
información está fuera, en la red. No se puede mantener una institución
educativa como si fuera un oasis antitecnología.
¿Hay que formar a los profesores en tecnología?
ED: Hace falta cierto reciclaje del profesorado, sí, pero cuidado, porque
hemos creído que para educar con tecnología los profesores tenían
que ser expertos en ella, cosa que no es verdad en absoluto.
Nunca van a ser expertos en todas, nadie puede, lo que se tiene que
hacer es dar libertad a los alumnos para que resuelvan retos usando
ellos las tecnologías que consideren.
¿Cómo tiene que cambiar el rol del profesor?
ED: El rol del profesor ya no es unidireccional, debe actuar de nodo central
de toda la clase. Su papel es supervisar la comunidad de aprendizaje
intentando que esta tenga los medios posibles a su disposición y que
sea capaz de extraer partido de ellos. Debe ayudar facilitando metodologías
y habilidades para trabajar en grupo, en remoto, etc.
En cuanto a contenidos, ¿qué crees que tenemos que enseñar a
los alumnos?
ED: Creo que la Informática y la Programación tienen que ser elementos
centrales en la educación desde los niveles más tempranos. De la misma
manera que enseñamos físicas para que entiendan un mundo gobernado por las leyes de la física, tenemos que enseñar programación porque
viven rodeados de objetos programables con los que se deben relacionar.
No sería complicado: un lenguaje de programación es mucho más
sencillo de aprender que cualquier idioma, tiene un vocabulario y una
gramática muy limitados. Y más si desde pequeños hemos aprendido
las estructuras básicas (bucles, condicionales, etc.).
¿Y competencias? ¿Y valores?
ED: Además de la programación, hace falta fomentar ciertas competencias
como el sentido crítico, el trabajo en grupo y también ética y valores.
Para ello tenemos que incidir en las Humanidades. Hace falta Historia o
Filosofía para entender de dónde venimos y hacia dónde vamos. No obstante,
se tienen que enseñar de otra forma, no es sufciente el sistema de
la memorización. Asimismo, si vamos a un mundo en que el incremento
de productividad debido a la robótica y la tecnología en general permitan
cosas como la Renta Universal y que haya gente que no trabaje si no
puede o no quiere, el sistema educativo ha de ayudar a las personas no
solo a adaptarse al mercado laboral, sino a realizarse en sentido amplio.
El desarrollo tecnológico exponencial y la disrupción de muchos
modelos que considerábamos fjos pueden tener elementos de
riesgo para la sociedad. Hablamos de hiperconsumismo, pérdida
o transformación de puestos de trabajo, riqueza y control de los
datos concentrada en unos pocos, brecha digital y económica...
¿Qué escenarios ves en este futuro poscapitalista?
ED: No está claro si habrá o no disminución de los puestos de trabajo.
Algunos investigadores como Brynjolfsson y McAfee,6
del MIT, tienen
visiones tecnopesimistas y opinan que los robots y la tecnología destruyen
más puestos de trabajo de los que generan. Pero también hay otros mástecnooptimistas que defenden que se va a suplir la pérdida de puestos de
trabajo con tareas de más valor, ahora desconocidas, y que esta situación
ya ha pasado más veces en la historia.
O sea, no sabemos qué pasará...
ED: Bueno, la verdad es que no es probable que cuando los mineros, por
ejemplo, se queden sin trabajo por causa de la automatización puedan
ser reconvertidos en programadores. Les será difícil acceder a tareas de
más valor y encontrar otro trabajo, sobre todo si están sometidos a un
sistema de subsidios tan malo como el actual: a pesar de que tienen un dinero
por estar en paro, si intentan hacer alguna actividad económica les
retiramos el subsidio y, además, les hacemos tributar casi el cincuenta
por ciento. Parece que el sistema no es muy bueno. Si todo sigue igual,
no debemos temer una revolución de las máquinas, sino de los mineros.
Como dice McAfee: «Si la tendencia actual continúa, las personas
se levantaran bastante antes de que las máquinas lo hagan». Solamente
hay una salida razonable, en la que cada vez más gente coincide, que es
la Renta Básica Universal.
¿Y quién paga esta Renta Universal?
ED: Los robots. Mejor dicho, el aumento de productividad debido a la
automatización. Y no solamente a base de impuestos. Si hay un superávit
generado por la tecnología que nos lleva a la sociedad de la abundancia,
no se lo pueden quedar solo los propietarios de las máquinas. Nos
llevaría a una sociedad insostenible, no solamente porque los demás se
revelarían, sino porque no habría nadie que pudiese comprar los productos.
Hoy en día la tecnología es el factor de defación económica más
importante que conocemos: con un smartphone se sustituyen un montón
de aparatos que la gente ya no comprará (navegadores GPS, cámaras de
fotos y vídeo, relojes, etc.) y que antes signifcaban miles de euros por
persona. Se deben buscar sistemas nuevos para repartir este excedente
de la automatización entre la sociedad de una manera justa y adecuada.
¿Cuál es el rol de los gobiernos en este nuevo modelo?
ED: Estamos anclados en un sistema que no responde al modelo actual y
que no ayuda a que se desarrollen estas innovaciones tecnológicas y sociales.
El hecho de que haya fronteras entre países y haya ciertas políticas
proteccionistas o haya diferentes tipos impositivos hace que el capital
proveniente de la tecnología se aproveche de ello y se establezca donde
menos impuestos se pagan. En la era de la hiperconexión y la globalización,
establecer las fronteras fscales tendría que ser un asunto común y
no política interna de los países. También está el tema de la legislación
europea que comentábamos antes y que impide la aparición de unicornios.
Creo que poco a poco a partir de ahora nos iremos dando cuenta de muchas
cosas que son absurdas. La educación, si la orientamos con criterio
—y ahí la tecnología nos tiene que ayudar—, es una de las grandes armas
que tenemos para ello. La otra es la voluntad política.
1. Bob Metcalfe, experto en inversiones relacionadas con la energía, habla
de Enernet en el libro de Peter H. Diamandis, Abundancia. https://www.
xatakaciencia.com/tecnologia/enernet-el-equivalente-de-internet-para-laelectricidad
2. El pago por clic (pay per click) es un modelo de publicidad en internet en
el que el anunciante paga sus anuncios a la web que los presenta mediante
una tarifa basada en el número de clics que se hagan en el anuncio. https://
es.wikipedia.org/wiki/Pago_por_clic
3. Las noticias falsas son un tipo de hoax o propagación deliberada de
desinformación, ya sea a través de los medios de comunicación tradicionales o a
través de las redes sociales, con la intención de engañar y obtener algún lucro o
influir políticamente (como ha sucedido en el caso de Donald Trump).
4. La revista Fortune publica una lista de unicornios, startups de más de mil
millones de dólares de valoración. http://fortune.com/unicorns/
5. La ideología Edupunk es el aprendizaje inventivo o «hágalo usted mismo».
https://es.wikipedia.org/wiki/Edupunk
6. Brynjolfsson y McAfee son los autores de La carrera contra la máquina y La
segunda era de las máquinas. https://en.wikipedia.org/wiki/Erik_Brynjolfsson y
https://en.wikipedia.org/wiki/Andrew_McAfee
La Reina Roja es un libro de 03
entrevistas con refexiones sobre
qué características conforman—
tanto en el ámbito tecnológico
como en lo social— el entorno
de crecimiento exponencial que
estamos viviendo y cómo afecta
esta velocidad de cambio a la
educación, así como cuál debe
ser la función de esta última en
el desarrollo de las personas
—principalmente las nuevas
generaciones— y en su preparación
para un mercado de trabajo
cada vez más incierto debido a
la automatización tecnológica.
Guillem Garcia Brustenga ha
entrevistado para ello a siete
expertos en tecnología, economía
en red y educación: Xavier Ferràs,
Miguel de la Ossa, Trina Milan,
Enrique Dans, Baptista Borrell,
Javi Creus y Jordi Riera Romaní.
Todos los entrevistados son
seguidores de tendencias de la
sociedad digital y tienen ideas y
opiniones fundamentadas de cómo
nos afectarán estas tendencias y
qué impactos y transformaciones
pueden o deben producirse en
el ámbito educativo. Son siete
enfoques divulgativos muy distintos
sobre cómo será nuestro futuro
y que invitan o contribuyen a un
debate inaplazable en nuestra
sociedad, debate que, por otro
lado, se prevé apasionante.
Guillem Garcia Brustenga
Ingeniero superior de Telecomunicaciones por
la UPC (1997), tiene un máster de Multimedia
y ha cursado estudios de posgrado de
Administración de Empresas y de Gestión de
Proyectos. Ha estado vinculado a la gestión
de proyectos de tecnología de la UOC en
ámbitos de innovación y vinculados a internet,
y posteriormente, a facilitar la innovación
educativa de la Universidad desde el eLearn
Center. Actualmente se dedica a la búsqueda
de soluciones creativas para potenciar la
investigación traslacional en e-learning en la
UOC y para reinventar el concepto de centro
de investigación en un entorno virtual. Está
interesado en los modelos y estrategias de
innovación, en la transformación digital de las
empresas y en las oportunidades que surgen,
y en el efecto que tiene la tecnología —y
el entorno de crecimiento exponencial que
provoca— en los individuos, en la sociedad,
en el mercado laboral y en la educación.
Twitter: @txerdiakov
OUTER EDU se propone mostrarnos
una mirada nueva hacia la educación
más allá de los cánones habituales.
A través de la opinión fundamentada
de expertos procedentes de distintos
sectores y disciplinas, refexionaremos
acerca del impacto de las tendencias
más disruptivas sobre el ecosistema
educativo, conoceremos los detalles
de las pedagogías y las tecnologías
emergentes con más potencial
transformador, penetraremos en la vida
cotidiana de los aprendices digitales,
plantearemos cuestiones —no siempre
de fácil respuesta— sobre el futuro
de las escuelas y las universidades,
y trazaremos nuevas rutas para atraer
a los exploradores más intrépidos.
Xavier Mas
Director de la colección
Opinión
fundamentada
sobre
educación
y sociedad
digital
La Reina Roja Guillem Garcia Brustenga
OPINIÓN FUNDAMENTADA SOBRE EDUCACIÓN Y SOCIEDAD DIGITAL
En este libro te preguntarás sobre:
automatización crecimiento exponencial cuarta revolución industrial
divulgación tecnológica economía en red educación del futuro edutech
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tendencias en educación